¡Qué cierto! ¿No os parece? ¿Os habéis ahogado alguna vez? Yo unas cuantas. Y creo que es porque no sé, o no me gusta, o me da reparo mostrar mis agobios y mis alegrías. Temo ser una «plasta» y aburrir.  Lo cierto es que la mayoría de las veces me ahogo. ¡Porqué será tan difícil compartir sentimientos!. ¿Será porque son muy privados?

No creo. Hay personas, a las que envidio,  que  saben sentir públicamente, que  saben mostrar sus afectos a los demás,  que cuando se encuentran mal lo dicen, que  comparten sus alegrías, que muestran abiertamente su cariño y también que saben llorar o estar tristes si eso es lo que sienten.  A mí se me da muy mal, si tengo un problema, lo rumio yo sola, me «encapsulo»,  y cuando lo soluciono  vuelvo a mundo. Algo parecido, cuando estoy muy bien,  me felicito por lo que sea, soy agradable y estoy de buen humor con todos , pero tampoco se lo manifiesto a los demás.  Me da agobio por cómo se pueden sentir ellos al escucharme y entonces me callo. Pero no es bueno, creedme.

No sé  si alguno de vosotros se identificará con lo que cuento, espero que muy pocos,  pero cuando pienso en ello, me hago la firme propuesta de mejorar y de esforzarme por mostrar  afectos y sentimientos,  lamentablemente el avance no ha sido mucho. ¿Porqué algunos de nosotros, no somos capaces de manifestar aquello que sentimos? ¿Será cierto que lo hacemos por no lastimar a otras personas, por intentar que nadie se sienta mal si le decimos lo que sentimos o simplemente porque no sabemos o no queremos compartir nuestros sentimientos ?

Sea por lo que sea, siento que no es bueno callar. No cuando ello hace que vaya creándose un muro invisible que crece cada vez que  silencias  una nueva cosa. Después de un tiempo, todo estalla y las consecuencias son tremendas para todos. No se debe hacer así, es un grandísimo error. Si no hablas, acumulas, cuando si compartieras, podrías aclarar mejor tus ideas, y darías la oportunidad a los demás de explicarse, si es el caso, o de compartir ese momento bueno si te quieren.

Y lo peor es que cuando tragamos, se cuela el rencor, que aunque no queramos anida  silenciosamente,  y le damos la oportunidad de pudrir  nuestros cimientos y entonces, ya sin recursos,  acabamos  echando  la culpa a los demás de nuestros propios errores, en lugar de considerar que ninguno somos adivinos y que las cosas que queremos, que necesitamos, que nos gustan o disgustan debemos expresarlas para evitar los malos entendidos que pueden acabar con  las relaciones.  Si no damos pistas de lo que nos pasa, cuando llega el momento de decir «hasta aquí», todos se sorprenden.

Como veis me sé la teoría. Así que por nuestra salud mental y por el bien de nuestras relaciones aprendamos a manifestar nuestros sentimientos, pues mostrándolos, con educación y delicadeza por supuesto,  nunca nos ahogaremos. De otra forma sólo perdemos.

Hasta el lunes. Os deseo un fin de semana muy, muy divertido.