Solidaridad y buena gente.

descarga (3)

En esta época navideña, propicia a compartir o a intentar ayudar a los demás,  en mi trabajo se ha lanzado una Campaña para que los vecinos donen algún alimento a una Cesta Solidaria para familias necesitadas del Municipio. Es un gesto solidario en una época del año dulzona, pero todos tenemos derecho a disfrutar un poquito de la Navidad, ¿no?

Pues los seres humanos, y  no  la parte de seres sino  la de humanos, me han vuelto a sorprender y a decepcionar. ¡Qué gran utopía pensar que alguien puede de forma gratuita, sin pedir nada a cambio ni juzgar,  dar algo que le sobre, a gente tan cercana que lo necesita! Y no estoy hablando de los niños de África, lejanos,  hambrientos, esqueléticos que necesitan tanto y a los que ya miramos sin pestañear, (¿En que nos hemos convertido?), sino de personas que son vecinos nuestros, que todos los días nos cruzamos por la calle, con los que hemos convivido siempre en nuestro pueblo o nuestra pequeña ciudad y a los que vemos pero no miramos, por si nos entra el remordimiento.

Estos días oímos lindezas de este calibre: » Yo no doy porque la gente que hay en el Banco de Alimentos Municipal tienen cosas, no entendemos como se les ha incluido», «Qué nos digan a que familias ayudamos para que podamos comprobar si se lo merecen», «Esa mujer a la que dais, toma café algunas veces en el bar, eso es que no está muy necesitada». Es inaudito como nos gusta cotillear y supervisar quien es el adecuado para recibir nuestra ayuda.

¿De verdad alguien puede creerse que una familia con dos hijos va a venir a solicitar su inclusión en el Banco de Alimentos sino estuvieran realmente necesitados?.¿ De verdad la gente se cree que es tan fácil pedir ayuda? Siempre es más cómodo dar y aunque solo sea por egoísmo, si pensamos que nos gustaría que alguien nos ayudase un poquito si algún día estamos en una situación parecida, lo haríamos sin pestañear. ¡Pero qué egoístas somos cuando tenemos!

Aunque hoy estoy decepcionada, sigo creyendo que hay gente buena y que debemos pertenecer a este grupo e intentar ser más solidarios. Si todos los días nos hacemos la firme propuesta de contribuir con algo, una sonrisa, una palabra amable, un euro, un kilo de arroz o cualquier cosa parecida, haremos un mundo más amable y más vivible.

Para ser solidario no hace falta marcharse lejos, podemos serlo al lado de nuestra casa, siempre hay alguien que necesita algo.  Y no os creáis que no sé que hay gente que se aprovecha de las buenas personas, pero eso a mí no me importa, pensad que  cuando dais por la calle una moneda a alguien que os la pide, probablemente se la gaste en vino,  pero quién sabe si  ese litro de vino es la calefacción de ese buen hombre. Compartir siempre gratifica.

Hoy me he embarullado un poco, os pido disculpas, mañana ya jueves. Vivid y divertíos

Deja un comentario