Hace tiempo que tengo este borrador comenzado y algunas veces, como en otros, pienso en ello y escribo algo que se me ocurre, pero hoy creo que es un buen día para terminar y compartirlo con vosotros.

Es complicado establecer el momento en el que en una determinada situación, empiezas a ser una molestia en lugar de una conveniencia. Con toda nuestra mejor intención, prolongamos muchas veces nuestra presencia, creyendo que hacemos lo adecuado y la verdad es que acabamos por hartar con tanta insistencia. ¿Cómo podemos encontrar el momento justo para retirarnos? ¿Cómo se sabe cuando estamos insistiendo, y ya nuestra presencia está siendo un estorbo? Es muy difícil porque estamos hablando de «nosotros mismos» y hay que ser muy maduro y conocerse mucho, para poder hacer las cosas con objetividad. A nadie nos gusta creer que no somos imprescindibles.

Lo cierto es que nos guste o no, en ocasiones estorbamos, no somos necesarios, no requieren de nuestras habilidades, por maravillosas que pensemos que son, y no precisan ni de nuestros consejos ni de nuestra presencia, e incluso hay veces que debemos liberar a alguien de nuestra compañía y no asfixiar. Es entonces cuando lo correcto es retirarse, dejando un bonito recuerdo, en lugar de insistir, convirtiéndolo en uno feo.

Y esto sucede en la mayor parte de las relaciones de la vida, siempre en mayor o menor grado claro, según del tipo que sean. ¿Y cual es el límite? me preguntaréis, pues si os soy sincera, no tengo ni idea, pero sí podemos preguntarnos donde lo estableceríamos nosotros.

En la familia, que es el círculo más cercano y hay un poco más de margen de maniobra, ¿cuando no sabemos respetar la individualidad de cada uno?, ¿cuando no dialogamos y sólo imponemos?, ¿cuando juzgamos creyéndonos los mejores….? En las relaciones con los amigos, ¿si nos metemos en lo que nadie nos pide?, ¿si aconsejamos sin parar, si imponemos, si exigimos sin dar nada a cambio…..?

En las relaciones de pareja, que son importantes, ¿cuando no respetamos la vida y la forma de ser o pensar de nuestra pareja?, ¿en el momento que imponemos nuestro criterio, que no dejamos respirar, o que no comprendemos las diferencias?, ¿cuando somos intolerantes y egoístas….?. Después están las relaciones laborales, (en las que metemos mucho la pata imponiendo nuestra presencia porque nos creemos imprescindibles), ¿cuando no respetamos a nuestros compañeros, a nuestros jefes o a nuestros clientes?, ¿si encontramos siempre fallos en los demás….?

Como veis, la conclusión en todas las relaciones que tenemos es que dejaremos un mal recuerdo, cuando seamos intolerantes, irrespetuosos, prepotentes… pero quizás lo más importante que debemos pensar es que es conveniente retirarnos cuando la intuición nos diga que «ya estas de más», sin insistir ni considerarte imprescindible, pues así dejarás un buen recuerdo…. y si te necesitan ya te lo dirán, no te quepa duda.

Hoy pasamos el ecuador de la semana, así que vivid y divertíos.