La soledad.

soledad concurrida

 El otro día, alguien me dijo que tengo el problema de huir de cualquier relación cuando veo amenazada mi independencia, y quizás, tenga razón, pues si que me escapo de aquellas relaciones monótonas, previsibles, encapsuladas…., ¡me aterran! Como ya he dicho en otras ocasiones, me ha costado mucho esfuerzo llegar hasta donde estoy y sólo cedo un poco de lo conseguido, por alguien que realmente me merezca la pena porque entre en  mi vida de forma fluida y no forzada. Por ello, perdonad que hoy hable en primera persona.

La soledad suena aterradora desgraciadamente para demasiada gente, pero para otras, a lo mejor las menos, es un logro vital, algo tan fuerte que es imposible vivir sin ella. Creo que hay que romper y desmitificar la mala prensa que tiene. No penséis que para mí es la panacea, sigo creyendo que la situación ideal de las personas es la pareja, pero es complicado dar con  la adecuada, así que mientras eso llega, si  llega….hay que vivir cómodamente con la soledad.

El problema es lo mal que interpretamos el concepto, porque la definición del diccionario, «la carencia voluntaria o involuntaria de compañía», es clara, pero siempre que entendamos los matices, pues ellos, «voluntaria o involuntaria», son fundamentales y marcan la diferencia entre las personas que disfrutamos la soledad y las que la padecen.  Esto es lo importante, a las personas que nos gusta (no entendáis erróneamente que estoy hablando de no ser sociables) la elegimos voluntaria y conscientemente.

Nuestra soledad es concurrida, es vivir con respeto y cariño hacia nuestro «yo», es llenarla de tantas cosas que nos gustan, que podemos organizarlas, como dice Mario Benedetti, por colores, tamaños, y promesas, por época, por tacto y por sabor…..¿maravilloso verdad? Esta es la soledad sana, la que hay que buscar por todos los medios y no dejar escapar y en la que integramos sin problema a esa persona especial, siempre que entre en ella sin esfuerzo, sin sacrificios, sin promesas….solo que entre. De esa forma, claro que dejo pasar a alguien, de otra, no. No me compensa.

Sé que hay muchos que os identificaréis con lo que escribo, personas para las que la soledad no es un tránsito para algo mejor, que no nos hace sentirnos solos, llenos de agobios y tristeza, y que como hemos hecho un  buen trato con ella, caben todo tipo de relaciones….con hijos, hermanos, padres, amantes, amig@s, conocidos, a todos los incluyes, porque ser una persona que le gusta la soledad, no es ser un solitario, sino haber encontrado un punto de cordialidad contigo mismo, estando muy a gusto y cómodo cuando estás con ella y maravillosamente bien cuando te relacionas con los demás.

Y por último, creo que cuando una persona consigue estar bien y quererse a sí mismo, es cuando más puede dar  a los demás, porque se entrega con mucha más profundidad y hace que todo sea mucho más satisfactorio. Así que, bendito problema éste que tengo.

En soledad, vivid y divertíos

Deja un comentario