Hoy es lunes, pero luce el sol y creo que es un día adecuado para hablar de una vertiente de la tristeza que es buena y sirve para limpiar, para hacer «borrón y cuenta nueva» o sencillamente ordenar la vida cuando ésta se desborda.

Ahora que no la padezco, creo que puedo hablar de esta tristeza sin demasiada implicación y consciente de que muchos pasamos por ella alguna vez en la vida. Sí, en algún momento me he visto totalmente perdida dentro de un mundo que se me hacía grandisimo, escondida en un rincón me aterrorizaba salir de él, pues todos los caminos me parecían complicados y llenos de obstáculos. Me encantaría saber transmitiros lo que sentí en esa situación, pero no creo tener capacidad para ello, por eso, con esa perspectiva en mente y estando segura de que hay más gente que lo siente, intentaré explicaros de lo que hablo.

No hablo de esa tristeza justificada que sientes cuando pierdes algo o cuando tienes una buena razón, sino de esa que se cuela poco a poco todas las mañanas por el simple hecho de vivir, de esa que duele mucho pero no eres capaz de determinar la causa, de esa inmensa y dolorosa pena, de ese malestar continuo que va minando tu ánimo hasta que te acabas creyendo que eres una persona triste por esencia, de esa que te hace incluso renunciar a  aquello que más quieres…..yo la llamo «tristeza por agotamiento» y cuando se manifiesta hay que tomar medidas de forma urgente, pues es la señal más fuerte que te manda tu «yo» de que las cosas no pueden seguir así.

Llegado este punto debes parar y recomponer, dar una vuelta a tu vida, remover cimientos y crear una nueva forma de vivir, porque la que has llevado hasta este momento ha dejado de servirte y ha provocado esa inmensa tristeza, esa sensación de creerte malo para los demás y para ti mismo, esas pocas ganas de seguir adelante y de no ser capaz ni siquiera de rebatir a aquellos que te dicen que no eres válido, ese sentir miedo por todo……, esa terrible sensación de soledad y de culparte de todo lo que pasa. Pues que sepáis, que nada de eso que pensáis de vosotros es cierto, sólo es una gran alarma.

Creo que esta «tristeza» es una buena cosa, pues la vida nos brinda una oportunidad de empezar algo nuevo y eso es estupendo. No lo tomemos como algo malo o como un síntoma de desastre personal, sino como una nueva oportunidad para cambiar las cosas que no sirven y adaptar aquellas que sí nos gustan. La vida es una y nadie la puede vivir por nosotros y saber captar esta tristeza como señal, es vivir con el bisturí preparado para cortar todo aquello nocivo y peligroso, dejando sólo la parte grata de nuestra vida, esa que sí sirve. Debemos ser valientes, sé que es doloroso, pero te recuerda las cosas que de verdad importan.

Ánimo y a por esa nueva vida. Vivid y divertíos.