Madurar….

madurarComo la mayoría, cuando comencé en esto de la vida, tendía a creer que todo aquello en lo que me embarcaba tenía que resultar perfecto y eso era un auténtico reto que me robaba mucha energía, pero como me sobraba, no me paraba a pensarlo.

Con los años mi energía fue disminuyendo, porque así es la vida, y entonces empecé a preguntarme, sólo en algunas ocasiones, si merecía la pena desgastarse tanto para lograr ese grado de perfección al que me tenía acostumbrada y sobre todo, si alcanzar ese punto de excelencia me hacía ser más feliz y aunque ya me costaba mucho más esfuerzo y tiempo, seguí tratando de hacerlo todo impecable, para sentirme bien.

Ahora no soy demasiado mayor todavía, ni más sabia, ni sé más, ni actúo mejor, pero si he aprendido una gran lección, el tiempo, que pasa para todos, se debe utilizar en aquellas cosas que produzcan el mayor grado de felicidad posible, y trabajar de forma excesiva o dedicarte compulsivamente a algo para lograr que sea lo más perfecto posible, no te da un mayor grado de dicha, posiblemente te da un pequeño momento de satisfacción, pero no felicidad absoluta.

Madurar o coloquialmente cumplir años bien, es aceptar que físicamente vas cambiando, que tienes que variar tu forma de vida, que debes aprender a trabajar de forma menos intensa…y por supuesto que debes darle a tu tiempo un valor diferente. Si has ido quemando las etapas de tu vida de forma adecuada, llegar a la madurez es un auténtico privilegio, pues te das cuenta de lo necesarias que fueron tus actuaciones anteriores y de lo innecesarias  e insustanciales que las mismas serían ahora.

Ser perfect@, es una exigencia de la sociedad para triunfar, para salir adelante o para sobrevivir, esa lección la aprendí y la apliqué, pero ya no me sirve ahora…..Hoy necesito mi tiempo para disfrutar con las personas a las que quiero y con las cosas que me gustan, para perderlo con un buen libro o una tarde de sofá, para pasear, viajar, reir…en suma para ser feliz con todo aquello que me hace dichosa.

Se acabó tanta perfección en el trabajo, que me robaba horas y horas, pues ya no necesito demostrar nada a nadie,  se terminó dedicar mis minutos a personas que no se lo merecen cuando hay tantas con las que pasar un rato agradable, se acabó hacer cosas innecesarias por pensar que nadie podría hacerlas….ya no quiero ni necesito ser perfecta. He madurado y he comprobado que la perfección no me da la felicidad y sólo me roba «mi tiempo»  y hoy lo necesito para ser feliz. Ese es mi único fin ahora y aunque a veces todavía cometo algún error y me sorprendo revisando lo que no debo, enseguida doy carpetazo y os puedo asegurar que soy mucho más feliz.

Sed listos y no esperéis a madurar para entender que no es necesario ser perfecto para ser feliz. Vivid y divertíos.

Deja un comentario