¡Suelta el vaso!

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Si llenas un vaso con agua y lo sujetas en alto, al cabo de un rato pesa tanto que no eres capaz de pensar en otra cosa que no sea en soltarlo… con las preocupaciones  ocurre lo mismo, si piensas en ellas un rato, no pasa nada, si piensas un poco más, empiezan a doler y si piensas en ellas todo el día, acabas sintiéndote paralizado, incapaz de hacer nada.

¿Porqué entonces nos empeñamos en estar todo el tiempo agobiados por el miedo de cosas que pensamos nos pueden doler o hacer daño? ¿Porqué estamos continuamente dando vueltas a  situaciones que ya han pasado o que no han sucedido todavía? Debemos aprender a colocar las preocupaciones en su lugar y dejar de torturarnos con ellas, pero ¿cómo podemos conseguir ésto?

Hace tiempo que doy vueltas a este asunto  y llevo años probando diversas formas de soltar el vaso. Muchas no han servido de nada, otras solo consiguen aplacar o alejar momentáneamente la pesadumbre, pero hay una que a mí me funciona, crear pequeños compartimentos, lo más estancos posibles, para colocar las cosas y situaciones preocupantes en cada uno de ellos. Con esto se consigue que el vaso nunca esté lleno y pese lo menos posible, haciendo más llevadero el poder mantenerlo en alto.

La técnica es muy sencilla. Debemos coger un gran papel en blanco, colocarlo delante de nosotros y en él escribir sin pensar todo lo que se nos ocurra, bueno y malo, sin dejar nada sin poner, cosas serias, felices, torturantes, simples, absurdas, es muy importante ponerlo todo, pues las preocupaciones a veces son creaciones nuestras….. Cuando ya nuestro papel esté totalmente emborronado, debemos coger otro papel grande y blanco e ir agrupando todas aquellas cosas que os puedan parecer similares, consiguiendo una vez que lo hayamos hecho una serie, todavía desordenada, de grupos de cosas y situaciones.

En otro papel, empezaremos a priorizar nuestros grupos por orden de importancia, colocando en sólo tres globos TIF (Triviales, Importantes y Fundamentales) todas aquellas cosas que hemos escrito. Es entonces, cuando ya tengamos esto terminado, cuando debemos pararnos a leer y analizar atentamente el contenido de esos tres globos e ir eliminando aquellas cosas que seguro que al leerlas nos parecen mucho menos preocupantes que cuando comenzamos el proceso.

Al final, tendremos muy pocas cosas que realmente sean fundamentales y podremos ponernos a resolverlas con nuestra energía centrada en ellas. Una vez dedicado un tiempo a ello es cuando hay que acordarse de SOLTAR EL VASO, cerremos la caja y dejemos que reposen, dedicando nuestro tiempo exclusivamente a todo aquello que nos aporte «buen rollo», pues si estamos bien, tranquilos, sin pesos extras y teniendo controladas nuestras preocupaciones, será mucho más sencillo poder abrir la caja cuando sea necesario sin que nos produzca ansiedad.

Espero que si lo probáis os sirva y sino buscad otro método, pero ante todo, acordaros de soltar el vaso, es fundamental. Las preocupaciones no deben paralizar nuestra vida ni nuestra felicidad. Seguro que habéis oído un millón de veces….«si  un problema tiene solución, ¿porqué preocuparse? y sino la tiene….¿para qué preocuparse?».

Buen fin de semana, vivid y divertíos.

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