
Mi querida «niña grande», creía haberme preparado para cuando llegara el momento, ¡fijate, le has robado cinco años a la vida!, pero cuando te he visto estos últimos días con tanto dolor y sufrimiento, me ha invadido una frustración, una impotencia y una tristeza absoluta por lo cruel e injusto que me parece lo que ha hecho el universo contigo.
Habíamos hablado muchas veces, mientras te regañaba por tu actividad imparable y tú te enfadabas conmigo, de que no podías perderte nada y tenías que aprovechar a tope…. pues lo has conseguido niña, puedes estar tranquila, nos has dejado un millón de recuerdos inolvidables, tu sonrisa, que era tu bandera, la hemos recogido y será nuestra mientras tengamos que seguir por aquí. Has logrado, que cuando me quiera bajar de este mundo, recuerde que a tí no te apetecía nada marcharte….así que seguiré en él. Has conseguido que todos los que hemos tenido la suerte de compartir contigo tus pocos años por aquí hayamos aprendido lo que es la perseverancia, el tesón, las ganas de vivir. Tú viviste a tope, cuando supiste hace cinco años que te quedaba poco, tus fuerzas se multiplicaron y parecía que te habían inyectado adrenalina….nos ha vuelto locos a todos. Seguro que mi hermano Javier, siempre a tu lado, nos podría contar mucho de esto, ¿verdad?. Viviste al máximo, disfrutaste cada segundo, nadie pudo pararte. Inventabas continuamente cosas nuevas para hacer, escudriñabas para encontrar cualquier aventura, cualquier sitio extraño, un viaje casi suicida, sin parar organizabas incesantemente «saraos», te despediste de todos trescientas mil veces, peleaste contra «el bicho» con todos los medios que te pusieron delante. Cinco años es mucho tiempo y a la vez poquísimo….¿no crees?
Me siento muy triste, Carmen. Dicen que la muerte no es un adiós, pero lamentablemente creo que es el último adiós pues ya no podremos disfrutar de tu compañía, de tu presencia, de tu alegría y eso deja un vacío grande. Quiero creer que andas por ahí flotando, cuidando de Javier y Alex y ayudándoles a seguir adelante, recordándoles que es bonito vivir, que no se puede estar triste y que deben disfrutar de la vida a tope. Sé que lo conseguirán, ya sabes que el mundo no se para por nadie y el tiempo es el que se encarga de amortiguar y calmar el dolor y llegará un día que podamos pensar y hablar de ti con una sonrisa. De momento estamos muy tristes…
Gracias «mi pequeña» por tus lecciones de vida, gracias por haberme permitido hasta el final compartir tu maravillosa existencia, gracias por habernos dado tanto a todos quitándotelo de tu propia energía y gracias sobretodo por habernos dejado recuerdos maravillosos. Te quiero y estoy orgullosa de tu fuerza, tu alegría y tu locura, pues todo eso es lo que hará que no podamos olvidarte jamás y son el ejemplo y la inspiración que se necesita para seguir viviendo. Gracias por no hacerme caso cuando te decía que descansases, por seguir viviendo a tope aunque a veces no fuesemos capaces de entenderte y por hacer que todos nos sintiéramos felices en tu compañía.
Ha sido un honor para mi haberte conocido y haberte disfrutado. Por aquí, intentaremos seguir viviendo y divirtiendonos pues con tu ejemplo será mucho más fácil. Un montón de besos allá donde estés.