
¿Qué es para tí tu corazón? ¿Te has parado alguna vez a pensarlo? Esta temporada en la que he tenido muchos altibajos personales y que he visto o más bien he sentido que me afectan a algo íntimo y muy, muy personal, me he parado a pensar en ello. ¿Dónde se guardan los sentimientos, las aflicciones, las alegrías….? ¿Sólo en la cabeza? Científicamente puede, sólo hay que leer artículos que explican todas estas cosas, pero si lo piensas….no está tan claro.
¿El corazón es sólo ese órgano muscular hueco, impulsor de la circulación de la sangre…o es el cofre personal en el que guardamos todo nuestro yo? Creo que una maravillosa combinación entre la cabeza y el corazón es lo que hace que el contenido de nuestro pequeño arcón nos defina y que cada persona seamos lo que somos. Nuestro cofre mágico contiene toda nuestra vida en pequeños retazos. Guarda nuestros grandes secretos, nuestras maravillosas e inolvidables alegrías, nuestros miedos más inconfesables, los odios que tenemos, los amores que anhelamos…y por supuesto toda nuestra experiencia. ¡Cuánto se sabría de una persona si se pudiese abrir su caja….!
Su contenido es fundamental y lo sobrecargamos tanto… Todo el material que en ella guardamos es el que usamos para andar por la vida y por ello es importantísimo que lo cuidemos y que de vez en cuando paremos y vaciemos todo su contenido encima de una mesa. Por una parte para recordar cantidad de cosas que seguro que guardamos en un determinado momento pero que hemos olvidado y por otra y ésta es la más conveniente, para desechar aquellas cosas que nos impiden seguir. Con este pequeño gesto conseguiremos que el cofre deje de estar demasiado lleno y así podamos encontrar mucho más fácilmente aquello que necesitamos en cada situación y además, claro está, dejaremos sitio para cosas nuevas que harán que nuestra vida se renueve en cada instante.
Hay momentos en la vida en los que como dice la frase de hoy hay que formatear el corazón pues aunque no tenga virus, se le parecen mucho y el funcionamiento deja de ser adecuado. Esta es la lección que ya sabía pero que he recordado estos días.
Por ello os animo a vaciar vuestra caja más personal, a ordenar su contenido, a tirar aquello que ya no sirve y sólo ocupa espacio y a volver a guardar lo que hayáis salvado, pero sed muy sinceros con vosotros al limpiar y no guardéis de nuevo lo que ya no necesitéis.Comprobaréis que al finalizar habéis logrado un montón de espacio (tenemos una tendencia tonta a guardarlo todo) para lo nuevo que venga, tendréis mucho más claro de lo que disponéis y eso os producirá una gran serenidad (aclarar las cosas importantes con uno mismo es reconfortante y muy saludable). Recordad que vivir es renovarse y que nadie, ni siquiera el más fuerte, es capaz de andar por la vida con una maleta cada vez más cargada y más pesada.
Hasta otro día y que vuestra limpieza sea provechosa. Y como siempre vivid y divertíos