Vale la pena, siempre.

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Me encantó esta frase para hoy porque tenemos la (creo yo) mala costumbre de dar valor sólo a aquellas cosas que duran tiempo y dejamos pasar, sin apreciar adecuadamente, aquello que toca tu vida sólo un instante y que casi sin darnos cuenta desaparece de ella. No nos paramos a pensar que ese efímero momento en el que algo te causa un inmenso placer o una fuerte impresión, es lo que hace que seamos felices y  que quizás estar vivo sea eso… perseguir instantes que mueren.

Pero no creo que la frase se refiera únicamente a esos momentos fugaces, sino que más bien habla de todo aquello que pasa por nuestras vidas sin llegar al final de ellas, terminando por inexplicables y a veces, dolorosas causas. Si nos paramos un momento a pensar en ello, acabarán, sin duda, surgiendo las sospechas de si una relación corta pero intensa será tan saludable como una relación duradera, o porqué los recuerdos más vivos y frecuentes  son aquellos generados por unos cortos momentos provocados por una simple coincidencia que por un momento hizo que tu mundo se tambalease. No tengo una respuesta perfecta, qué más quisiera yo, pero mi vida me ha enseñado y mi instinto me aconseja  proteger los recuerdos de esos momentos ya que todos ellos han valido la pena.

Tanto los momentos breves, chispeantes y gratificantes (una puesta de sol, un aroma de rosa, el son de una voz o una pompa de jabón que juega con el aire), como aquellos un poco más largos, intensos y maravillosos, (esos que te hacen temblar, soñar y sentir al máximo, ¿recuerdas? aunque cuando acaban te dejan un regusto amargo)…. con el tiempo se convierten en un recuerdo vivo, grato y perdurable que se instala en tu corazón y en tus sentidos. Son como sorpresas que la vida te pone delante y que terminan o las dejas marchar quizás por miedo, por comodidad o por qué se yo, cuando te  das cuenta de que  «a lo mejor» pueden romper  «tu vida normal».

Algunos podéis entender que estoy contraponiendo estos momentos efímeros a los duraderos y eternos y no es el caso, pues creo que cada tema tiene su espacio y que éstas últimas tienen gran importancia en la vida de la mayoría de las personas. Sólo digo que nuestros   pequeños instantes también tienen su importancia y valen su peso en oro, aclarando que admiro y me intriga en extremo como  «algo» del tipo que sea puede durar toda una vida, que seguro que existen millones de razones que lo avalan, las cuales me gustaría poder entender y compartir, pero que lamentablemente mi forma de ser hace que todavía esté en «fase de prueba» en este aspecto, no atisbando un futuro muy prometedor al respecto. 

Así que los afortunados que disfrutan de «algo» eterno, a cuidarlo para que siga siéndolo y los restantes a conformarnos pensando que aunque nuestras vivencias no  hayan durado toda la vida, HAN VALIDO LA PENA y que todas ellas nos hacen un poco más felices cada día. Además….muchos pocos hacen un mucho.

Mientras llega, si llega,  ese «algo» eterno, sigamos viviendo y disfrutando.

 

 

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