Me ha hecho mucha gracia esta foto que me ha llegado…..y me ha dado que pensar si en este mundo en el que estamos tan estupendamente comunicados somos capaces de comprendernos. La foto de hoy es una divertida anécdota que te provoca una sonrisa cuando la lees, pero que si te paras a pensar un poco, por lo menos a mí, me produce un escalofrío.
Ya he entrado en la categoría de «madurita» y eso no es malo porque ya lo he dicho alguna vez, he vivido mucho y bueno, pero posiblemente estas vivencias son las que me hacen preguntarme hoy si realmente nos entendemos, si todos los medios de comunicación tanto personal como social con los que ahora contamos han contribuido a que nos comprendamos mejor. No lo sé, tengo alguna duda. Disfruto todos los días de todas y cada una de las contribuciones audiovisuales que el mundo moderno nos ofrece y me gustan, me causan placer y diversión, pero a la vez un pequeño grillo me susurra si todo esto no está provocando que compartamos cada vez menos sensaciones y nos estemos convirtiendo en personas egocéntricas que no nos preocupamos para nada de lo que los demás nos quieren transmitir.
Cuando yo era jóven no existían tantos medios, pues todo este mundo de la comunicación ha avanzado en pocos años de forma incontrolada y teníamos que utilizar el ingenio y otros medios de intercambio diferentes. Cuando querías decir «Te quiero mucho», como en la foto de hoy, tenías que decirlo o escribirlo entero (en una carta tradicional se debían respetar unas reglas de escritura y quedaba fatal utilizar siglas), pues no contabas con el popular whatsapp (del que por cierto soy defensora pues me facilita mucho la vida) y su característico lenguaje de siglas y símbolos. Es cierto que damos por hecho que todo el mundo nos va a entender y hasta que te pasa algo como lo de la frase de hoy, no te das cuenta de que las siglas pueden interpretarse de diferente forma a lo que tú quieres decir y no podrías echar nada en cara a tu interlocutor…
!Ahhhh! El mundo de la comunicación y sus consecuencias…. No niego sus ventajas y las increíbles facilidades que nos ha dado abriendo ante nosotros un inmenso mundo de conocimientos y de interacciones, pero me pregunto algunas veces si nos hemos vuelto demasiado cómodos por tener las cosas tan fáciles y al alcance de la mano. ¿Porqué damos por hecho que todos van a interpretar lo que decimos igual que nosotros? ¿Porqué es más fácil no pensar en ello y después enfadarnos porque no nos han entendido? Como siempre he sido defensora de que las personas debemos hablar, pedir lo que necesitamos o queremos y preguntar lo que los demás necesitan o quieren, pues creo que nadie es vidente para saberlo de antemano, creo que todo ahora se ha complicado un poco y hay muchos más malentendidos y enfados. Si ni nosotros mismos sabemos a veces lo que queremos, ¿cómo vamos a pretender que lo sepan los demás sin explicárselo? ¿Y como hacerlo por whatsapp, por ejemplo….?
No obstante y con un poco de pesar, creo que he entrado en ese círculo maléfico de la comunicación moderna que nos está convirtiendo en comunicadores pasivos y cómodos y por ello y porque he vivido no hace tanto otra forma de relacionarnos, si que creo que todas estas facilidades, están haciendo nuestra vida un poco más insípida, pues hemos relegado las relaciones personales a algo poco importante, cambiándolas por esa obsesiva atención por las redes sociales, por esa publicidad gratuita de nuestra vida, por esa insistente localización permanente o por ese aislamiento físico de los demás. No me gusta lo que veo muchas veces, comidas sin charla, parejas que no se miran, niños juntos que no juegan… y echo de menos la libertad de no estar localizada, las noches eternas sin parar de hablar, esas cenas ruidosas pero sin interrupciones de mensajes o llamadas, que te obligaban a integrarte si o si…los tiempos pasados no son nunca mejores, pues el presente es lo único que cuenta, pero hay alguna cosilla que en este mundo tan tecnológico yo, sí que añoro.
Quedémonos con sus innumerables ventajas y disfrutemoslas, pero relativicemos su importancia no perdiendo de vista nunca el placer de las relaciones personales.
A vivir y divertirse con las nuevas tecnologías.
