
Me está costando esta temporada ser fiel a este blog….. el tiempo se me escapa de una forma asombrosa y cuando me doy cuenta han pasado unas cuantas semanas. Lo único bueno es que así todos descansamos un poco, aunque me da un poco de pena ver la cantidad de gente (impensable cuando empecé) que entra en este blog, supongo que esperando encontrar algo nuevo y se queda con las ganas… así que vamos pues a intentar remediar un poco esta carencia.
Normalmente se llega a conclusiones cuando vas teniendo vivencias y éstas te muestran poco a poco el camino para tí acertado. Eso pasa con la frase de hoy, entender que tienes «éxito» (expresión muy personal), cuando todo lo que quieres coincide con lo único que necesitas. Es un puntazo llegar a este instante del camino, todo de repente se convierte en más fácil, más asequible, todo se toma con más tranquilidad dando la impresión de que has descargado de repente tu mochila y llevarla resulta cómodo y amable.
Esta última temporada ha sido para mí una época de confusión, en la que han surgido muchos cambios de humor, muchas reflexiones internas sobre lo más adecuado para mi vida, innumerables momentos de desconcierto, otros de tranquilidad o de crispación, infinitos sentimientos que afloraban en el más absoluto caos ….. vamos, una temporada de esas que yo llamo «de colocación» y que cuando termina, deja un maravilloso poso de tranquilidad y paz que sólo el vivirlo compensa la temporada de confusión previa.
Creo que este último momento es del que habla la frase, pues en el proceso te has desprendido de muchas cosas superfluas de tu macuto que no querías pero te obligabas a necesitar o de otras que por el contrario te parecía que necesitabas pero que en realidad no querías. Por eso digo que sólo el camino de tu propia vida es el que te va marcando que lo único importante y que necesitas es sólo aquello que quieres, pues de esta forma te sientes bien con todo lo que haces, lo que eres y lo que sientes. Todo va al unísono y en armonía y eso es lo más importante, la armonía (vease éxito) en tu propia vida.
Cuántas vueltas damos y cuantos años necesitamos para llegar a esta fácil conclusión ¿verdad? , y aunque podemos pensar que esa fórmula podrían enseñárnosla desde el principio, eso no sería conveniente pues perdería su esencia y su brillantez al no haber experimentado con tu propia vida. Me gusta el proceso y me encanta la conclusión. Me siento ligera y llena de ganas de seguir recorriendo mi camino con nuevas pautas, probando una y otra vez si aquello que creo necesario es realmente lo que quiero. La belleza de los años es que se van perdiendo inhibiciones y te vuelves mucho más rotundo con aquello que quieres y eso no me disgusta.
He regresado de nuevo con vosotros con las cosas un poco, sólo un poco, más claras y creo que emborronar esta pantalla en blanco del ordenador me gusta y lo necesito, así que seguiré mientras coincidan estas dos premisas.
El próximo lunes más, vivid mucho y bien y no dejéis de divertíos.