La vida no te quita lo que quieres….

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¡Cuantas veces maldecimos y nos entristecemos porque la vida nos ha quitado lo que queremos! No nos damos cuenta de que todo lo que nos pasa es por alguna razón y que en ello hemos colaborado mucho nosotros. Nuestro «gran yo», sabe mucho más de nuestra vida que nosotros mismos y hace que poco a poco, vayamos viendo que cosas debemos descartar o crea situaciones para que éstas desaparezcan de ella.

No es la vida la que quita, pues ella lo único que hace es darnos un lugar para desenvolvernos,  sino que nosotros mismos, haciendo caso de sus avisos, vamos montando el entramado de nuestro  pequeño mundo. Somos caprichosos y cuando encontramos algo que queremos, tendemos a ver inicialmente sólo la parte buena y alejamos los avisos. Por ello la vida, siempre atenta, es la que se encarga de ir colocando señales  que nuestro «yo» íntimo, mucho más inteligente, va asimilando, mostrándonos con el paso del tiempo, la parte menos buena que todas las cosas tienen. Eso hace que tomemos decisiones convenientes,  que pueden no coincidir con lo que queríamos, echando la culpa siempre a la  pobre vida, que sólo hace su trabajo.

Esto nos pasa con las cosas, con las situaciones y con las relaciones. Cuando afecta a las cosas, es más fácil de asimilar, pues lo que pierdes es material y pocas veces implica sentimientos, tal vez sólo un mal entendido sentido de la posesión, pero nada más. Cuando son situaciones, es un poco más complicado, pues ya hay una pequeña carga de sentimientos y así cuando las señales te muestran que ese trabajo, esas aficiones… no son buenas y hay que dejar espacio para otras cosas, aunque cuesta cambiar el chip, se hace y siempre es bueno.

El problema mayor viene cuando hablamos de relaciones, pues por definición participan dos o más personas, y casi siempre, las partes no están de acuerdo en las decisiones que toman los otros. Cuando se trata de relaciones, la vida te va dando tiempo y espacio, para que puedas ir observando, participando y decidiendo y en el momento que lo tiene todo colocado, te muestra el camino que debes seguir y que va a coincidir con tu propia identidad y con lo que durante muchos años has construído. Así llega un punto, en el que las conclusiones te hacen tomar decisiones que la mayor parte de las veces no coinciden con lo que las otras partes implicadas opinan. Es natural, cada uno tiene una forma de mirar y pensar,  y es complicado, muy complicado coincidir.

Creo que la frase tiene razón y que si algo no te convence o aún gustándote mucho, desaparece de tu vida, siempre tienes que tener la certeza y la esperanza de que sólo estás dejando espacio para algo diferente y mejor. La vida no decide, no quita o pone, nuestra esencia y experiencia es la que marca las decisiones y hacen perder, en ocasiones lo que queremos.

Siempre, vivid y divertíos.

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